Western imprescindible
Complicado enfrentarse a una película tan grande, de la que ya prácticamente se ha dicho o escrito todo lo posible. Convertida en un clásico desde el mismo momento de su éxito en los oscars, su leyenda, como la de William Munny, no ha parado de crecer y es un imprescindible de cualquier filmoteca. Sin Perdón no es solamente un gran western, uno de los mejores en un género con multitud de obras maestras, sino una de las mejores películas de la historia del cine.
Y sin embargo, no se trata de una película fácil, ni de analizar, ni de disfrutar. La sencillez de su trama esconde en realidad una reflexión mucho más profunda, y unos personajes tremendamente ambiguos y complejos. Es fácil identificarse con Munny en su añoranza de su mujer difunta, en ese intento de escapar de su pasado. Eastwood recoge los personajes que le hicieron famoso, empezando por Harry el Sucio o los vaqueros del spaghetti western, y les hace conscientes en Sin Perdón de su condición de monstruos, de todo el horror que traen consigo, y de la inevitabilidad de su destino, aunque se trate solamente de la última vez.
Tras múltiples visionados, es difícil no sobrecogerse ante la brutalidad de las palizas de Little Bill o de las muertes crueles, tan desnudas y lamentables, de los dos vaqueros cuya cabeza es puesta a precio. No hay ningún personaje libre de pecado en esta película, ni tan siquiera los secundarios: empezando por las vengativas prostitutas, y siguiendo por el cronista cobarde que se cambia de bando o el encantador asesino que es Bob el Inglés, convertido en la víctima después de ser tantas veces el ejecutor. Esa dualidad de los personajes (el asesino terrible cuya venganza transforma en héroe, el sheriff que para conseguir la paz no duda en quebrantar la ley con insoportable violencia) hace volar a la película hasta extremos raramente alcanzados. La solidez y complejidad de los caracteres (apoyados en interpretaciones memorables) es la cumbre del cine de Eastwood, llegando a cotas que, en su fantástica carrera como director, ya no alcanzará, ni tan siquiera en piezas tan aclamadas como Mystic River o Los Puentes de Madison County.
Para redondear la función tenemos una fotografía soberbia, a juego con todo lo demás: la música, los escenarios, o esa presencia pesada de la lluvia que augura el inevitable clímax final. Es difícil no sentirse identificado cuando Eastwood entra en el saloon, y apunta con su rifle al malvado Little Bill, por mucho que el asesinato a sangre fría nos repugne, por mucho que le sepamos asesino de niños y mujeres. En esa identificación que nos asusta reside el secreto de la película: en mostrarnos, desde dentro, como conviven en todos nosotros el ángel y el demonio, el héroe y el villano, el odio y la violencia con la misericordia, la venganza con la compasión. Pocas películas pueden presumir de eso. Sin perdón es un imprescindible necesario, aunque nos haga revolvernos en la butaca, aunque no tengamos nunca del todo claro si ésta es una historia de horror o de heroísmo. Seguramente porque, por mucho que el cine haya tratado de desligarlos, siempre, inevitablemente, ambas cosas van juntas.
Lo mejor: Eastwood, con su sentido del ritmo como director, su impresionante personaje y su manera, inimitable, de escupir unos diálogos memorables.
Lo peor: sin ser importante, creo que el chico es un personaje, aunque necesario, que no está a la altura de los demás protagonistas. Un pequeño borrón (nada es perfecto) pero no suficiente para escaquearle las cinco estrellas.
"...Y no había nada en la tumba para explicarle a la Sra. Feathers por qué su única hija se casó con un conocido ladrón y asesino, un hombre notorio por su carácter vicioso e inmoderado..."
Que películon!! me encanta Clint eastwood como actor y director sin duda uno de los grandes.
ResponderEliminarBuen post
Tú lo has dicho: imprescindible.
ResponderEliminarCreíamos que cerraba el western, pero hay gente empeñada, gracias a Dios, en no darlo por acabado.
Saludos!
Una de mis películas favoritas de toda la carrera de Eastwood. Volvi a verla en la Filmo de Barcelona en un curioso programa doble: "Sin perdón" y "Missouri" de Arthur Penn que me pareció mejor de la que recordaba. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarQueridos Outsider, Ethan y Borgo, gracias por pasaros por aquí, un abrazo.
ResponderEliminarDuro como el cuero. Imperturbable. Eastwood pilar del cine. Mirada acerada. Todos sus personajes tienen bastante de él, pero siempre tienen un toque único. Como director una maravilla.
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