21/5/10

La semana y media de Indiana Jones (III)

Indiana Jones y La Última Cruzada

Ocaso
La tercera entrega de la saga es una gran película de aventuras que deja un regusto extraño a lugares ya visitados y a una cierta infantilización del personaje. Se buscaba volver a la temática de la primera parte, y repetimos tanto enemigo como un McGuffin de tradición cristiana, que a fin de cuentas es más familiar para el gran público de occidente, pero que no es tan original como la Secta Togi y las piedras mágicas de El Templo Maldito. Tenemos además la aparición de uno de los personajes más emblemáticos del universo Indy, que es en mi opinión un error mayúsculo: un actor del carisma y las tablas de Sean Connery le roba a Harrison Ford todo el protagonismo, con lo que el personaje principal de la película pierde fuerza, y con él, el resto del film. Algunos no estarán de acuerdo en que la aparición de Sean Connery sea un punto negativo, pero para mí lo es, y en especial las escenas de humor que protagonizan él y Delhom Elliot (Marcus Brody), que rebajan la categoría unas décimas. Tampoco la fotografía de Slocombe me parece demasiado acertada, y es extraño, porque en las dos entregas previas la ambientación y la luz son prodigiosas. La chica es bastante sosa, un error de casting, y la muerte del malo final se produce por su codicia y de manos del objeto mágico a buscar (como siempre en la saga) pero es más flojita que en el resto de las películas (y aquí incluyo a la cuarta parte, ya que Irina Spalko sí está a la altura de los malos de la saga, no como Donovan en esta La Última Cruzada).

Aparte de todo esto, que no es poco, la tercera parte es un digno colofón a la trilogía. El comienzo con River Phoenix es brillante, así como la tensión de las pruebas finales. Es cierto que el listón estaba muy alto, pero, ya sea por el agotamiento de la fórmula, o porque Lawrence Kasdan es un guionista muy caro y Lucas andaba flojo de dinero (¡!), el caso es que, vista con un poco de distancia, es la película de las cuatro que menos me interesa. El conflicto psicológico de Spielberg con sus padres divorciados y su obsesión por las relaciones padre-hijo, que hemos visto en tantas de sus películas, deja muy tocadas ésta y su continuación. También Lucas empezaba a perder fuerza, no en vano ya en el 86 había dado el gran patinazo como productor con las aventuras de Howard el pato... Afortunadamente el carisma del personaje (difuminado en las dos últimas, inmenso héroe en las dos primeras) y el firme pulso de Spielberg en la dirección (que aunque no trabaja tan en serio como en otros proyectos más personales, siempre tiene algún detalle de la casa) consiguen que todas sean buenas películas. La escena final de La Última Cruzada, con sus cuatro jinetes cabalgando hacia un inmenso sol poniente, simboliza el ocaso de un cine de aventuras que ha desaparecido, en función de los efectos especiales por ordenador, de los cambios de planos continuos y mareantes, de los ruidos y de las explosiones sin ton ni son. Es un punto final estupendo a una trilogía soberbia, sólo superado por la escena final (entrañable, magnífica) de La Calavera de Cristal.

1 comentario:

  1. Es que la interpretación de Connery es un arma de doble filo, por un lado corresponde a la veteranía, que en este caso es de grado primordial, y, por otro, es inevitable que robe protagonismo a Ford. Respecto a las chicas malas, estoy de acuerdo, y es que Cate Blanchett es mucha Blanchett... y de una gran belleza.

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