8/1/10

Postre bienintencionado

Chocolat
Lasse Hallstrom se ha ganado un huequecito en mi olimpo particular con Las Normas de la Casa de la Sidra. La escena final me derrite y, en general, toda la película desprende un encanto clásico, con unos actores bien aprovechados. En esta Chocolat nos encontramos con un cuento de hadas, un film amable, con personajes queribles, buenos en general, todos con un tormento y una sonrisa. Me han gustado todos los actores, en especial Juliette Binoche, que se merienda en pantalla a Lena Olin (la mujer del director, si no ha habido divorcio, que cualquiera sabe). Es curiosa la asociación entre algo tan inofesivo e inocente como el chocolate y lo pecaminoso, prohibido u obsceno. Y, a la vez, la asociación del pecado con el gozo. En esta película, lo tradicional y las represiones de la iglesia son derrotadas por un viento que viene de sudamérica, y que trae mestizaje, sexo, libertad y tazas de chocolate caliente. El final se espera feliz, todo tienen un aliento cotidiano y al mismo tiempo mágico, y sólo hay un momento en el que esa aura se desvanece: la desaparición en la escena final, señal de que la película termina, de que el cuento de hadas pone los pies en la tierra, y de que, con ellos, la etapa feliz de la infancia y del chocolate sin complejos va a dejar paso a las dietas, a la diabetes y la represión. A mí también me gustaría que Juliette Binoche adivinara mi chocolate favorito, pero (ya es lástima) no siempre es el mismo.


1 comentario:

  1. La verdad es que tengo un vago recuerdo de ella...se que cuando salí me había gustado, pero la verdad es que no dejó demasiada huella en mi.

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