5/11/09

Embelleciendo la ciudad

Scarlett Johansson
La cadena Mango (o, como a mí me gusta llamarla, Mng -pronunciese Maanhgj) inunda nuestra querida y vilipendiada ciudad de Madrid con cientos de carteles de su nueva colección, en la que una retocada pero arrebatadora Scarlett Johansson se nos presenta con un vestido blanco, medias negras, taconazos y chaqueta de corte estrafalario. Por cierto que se apoya sobre una silla, en postura imposible, imagino que en el momento justo antes de caerse. Yo no oculto mi debilidad por esta danesa-americana, bajita y explosiva, de formas generosas, labios de rechupete y rostro imperfecto. Hay incluso quien dice que es fea (mujeres envidiosas, claro), pero reconozco que no es precisamente Elizabeth Taylor -prototipo desgracidamente olvidado de mujer guapa, guapa-. La Johansson supura sexualidad y morbazo por los cuatro costados (como hemos podido ver en Match Point, en plan mujer fatal, o en Lost en Translation o La Joven de la Perla en plan inocente). Niña prodigio en aquella peli de título larguísimo de Robert Redford, circulan por ahí algunas fotos suyas como la Viuda Negra en Iron Man 2 que quitan el hipo. Scarlett tiene por ahí un par de discos en los que intenta cantar (el primero, de versiones de Tom Waits, es un disco malísimo, mal que me pese). Yo no sé por qué estas mujeres sex-symbol, ya sean actrices o modelos, se empeñan en ser algo más que una cara bonita, y proclaman a los cuatro vientos que, además de ese físico fantástico, ellas son inteligentes y saben actuar y cantar y les interesa la política y los sonetos de Shakespeare. A mí todo eso me parece como si el científco que descubrió la vacuna del tétanos empezara a gritar por ahí que él también es guapo, o que es un amante de excepción. Qué gran hipocresía la de esta sociedad, en la que el físico es tan importante, pero que por envidia castiga y menosprecia al que ha sido muy bien dotado por la naturaleza. Yo que nunca me cansaré de admirar a Marylin, no se me ocurriría detestarla porque no supiera matemáticas, y si me cruzo con Scarlett una noche no la echaría de la cama porque su conversación no esté a la altura. Scarlett, te queremos, te admiramos por que estás como un queso, y no nos importa si eres tonta o no, y por supuesto, no hace falta que sepas cantar.
 


4 comentarios:

  1. Descubro extasiado, horas después de publicar este post, que Scarlett es también el rostro del nuevo perfume de Dolce&Gabbana, decorando marquesinas de autobús y sucedáneos de manera exquisita. Si es que da gusto ir por la calle así.

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  2. Scarlett es gorda.
    No digo que esté gorda; las marquesinas madrileñas demuestran que, o el Photoshop crea milagros (lo cual no debe estar muy lejos de la realidad), o que la chica tiene evidentemente una geografía perfecta, ideal. No digo eso. Digo que es gorda; en su naturaleza está el que si se toma dos porciones extra de pizza sus carnes se desborden y acabe siendo una vikinga superturgente, desbordante, oceánica. Esto es algo que es evidente, que salta a la vista.
    Lo cual demuestra que nosotros adoramos no a Scarlett, sino el arquetipo de Scarlett, su eidolon, su imagen ideal. Lo nuestro por Scarlett es puramente platónico.
    Entre otras cosas, porque, aceptémoslo, nunca nos dará su número de móvil.

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  3. Dearest Eduardo
    My favourite picture by far of Scarlett is the one from Vanity Fair's cover, and I doubt Photoshop had much business on that one (or so I think naively...)
    Gorda or not, that is a question of perception, but I certainly wouldn't say no to that phone number... ;-)

    http://www.vanityfair.com/images/culture/2007/02/cusl12_hollywood0702.jpg

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  4. Bueno, pues de momento las votaciones quedan como siguen
    * Scarlett, si te pillo no vas a poder cerrar las piernas en un mes, 2 votos
    * Scarlett, eres una vikinga photoshopeada y gorda, 1 voto
    Venga, a seguir votando. ¿Le hacemos un hijo a Scarlett o arrojamos sus fotos al averno de Loki?

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