A través del espejo

El Imaginario del Doctor Parnassus

Me he llevado varias gratas sorpresas con esta película. Para empezar, por supuesto, la dirección artística, no por esperada menos bienvenida. Terry Gilliam sitúa la película en el Londres actual, pero su pequeño escenario ambulante es un soplo de aire fresco ante los escenarios inertes de la City. Me alegra ver que Christopher Plummer, para siempre el cantarín cabeza de la familia Trapp, sigue en activo; también que el Mini-yo de Austin Powers puede hacer buenos papeles. Los tres actores que interpretan las escenas incompletas de Heath Ledger están bastante bien (evidentemente mucho mejor Johnny Deep que Jude Law, y Colin Farrell hace lo que puede). Pero su inclusión en la película interpretando un mismo personaje, que hacía temer lo peor, está muy bien resuelta e incluso le da un punto extra a la trama (el de que, en nuestra imaginación, las personas son como queremos nosotros, no como son en realidad; y, yendo un poco más lejos, nos lleva a preguntarnos qué es la realidad y si las realidades que cada uno percibimos no serán entre sí distintas). El resto del cast también me ha gustado, mención aparte para Tom Waits, excepcional, y para Lily Cole, que a pesar de tener la cara redonda es puro fuego cuando quiere y se come con patatas con su presencia a todo partenaire masculino con quien comparte escena. ¿Por qué, con tan buenos mimbres, no termina Terry Gilliam de cuajar una buena película? Seguramente sea simplemente la falta de talento para la dirección. La eliminación de los números musicales absurdos, herencia de los Monty Python, también hubiera ayudado. En todo caso, es una película recomendable, que deja la sensación de que podría haber ido mucho más lejos. Cuando los personajes cruzan el espejo, todo es imaginación y fantasía y la película marcha. Al otro lado del espejo, todo es anodino y gris, y la cinta se traba. Quizás esta hecho a propósito, quizás la intención es mostrarnos, con la propia experiencia de ver una película, que la realidad es aburrida y sucia y triste, y que los mejores momentos pertenecen a nuestro interior, a lo que imaginamos y soñamos. Crucemos el espejo pues, tan a menudo como sea posible. Gracias Terry.