4/10/09

Bien!

Mar Adentro
Ahora que se nos viene encima el Ágora de Alejandro Amenábar, conviene repasar la película que le daba el óscar hace unos años, aprovechando que la ponen en la tele. Es una buena noticia que nos hayamos dejado de fantasmas, tonterías futuristas y, sobre todo, de Eduardo Noriega, que, aunque es un tipo que me cae bien, no termina de encajar en esto del cine (igual que Fele Martínez, en cuanto les sacas de Tesis...). Amenábar y yo tenemos en común sólo una cosa, y es que los dos somos fans de Spielberg. Si yo fuera a rodar Mar Adentro, me estudiaría El Color Púrpura al detalle, con admiración y dedicación, como seguramente lo haya hecho Don Alejandro, y quizá sea éso lo que hace que esta película sea infinitamente mejor que sus predecesoras. Es verdad que se puede tachar de ser un poco efectista, y afectada, pero a fin de cuentas ésto es un drama como la copa de un pino, y el que no quería ir al cine a llorar que se hubiera metido a ver la de los Monty Phyton. Yo me quedo con todas las ganas de saber qué hay de verdad y ficción en la historia (en los biopic deberían añadir un asterisco en las escenas en las que se narran hechos que no son ciertos, o que han sido retocados para dramatizar). Quizás al final lo importante es la leyenda en torno al personaje, no cómo fueron las cosas realmente. En fin, espero que la Wikipedia me saque de dudas (¿?) Por cierto, que es curioso que las dos películas ganadoras de ese año, este Mar Adentro y el Million Dollar Baby de Eastwood, hablaran sobre la eutanasia, y tomando claro partido a favor. El gran Clint resuelve como en las de vaqueros, como harían los héroes. En la película de Amenábar, se nos habla en realidad de un supremo acto de amor (se las llevaba de calle este Ramón, al parecer). En todo caso son dos buenas películas. Lo que hace Amenábar es poner la cámara donde hay que ponerla, y dejar que sus personajes (que encima son Bardem y Belen Rueda, nada menos) cuenten la historia. Parece fácil, pero no debe serlo tanto, a la vista de tanta película mediocre. Si ya lo decía John Ford. Por cierto, que alguien me dijo el otro día que John Ford está muerto. Pero bueno, la gente de qué va.



3 comentarios:

  1. ¿De verdad hace falta un asterisco para distinguir las partes dramatizadas de las verdaderas?
    Vivimos a través de las historias. Nos levantmos y nos cuentan historias en la radio mientras nos afeitamos; leemeos en el metro la prensa gratuita o el ladríllico best seller de turno: más historias; entretenemos el café de la mañana o la comida con los compañeros (y sin embargo, a veces amigos) contándonos sucedidos y chascarrillos. Y luego, si es viernes noche o domingo por la tarde, a veces vamos al cine.
    No hace falta que las historias que nos ayudan a ir tirando sean verdad. Es mejor que sean buenas, para que nos remuevan por dentro enseñándonos algo distinto de nosotros mismos. La realidad es siempre más triste.
    cortomaltés

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  2. Querido Cortomaltés, qué razón tienes. Yo simplemente andaba (ando) buscando la Verdad, como el mismísimo San Agustín, pretendiendo abarcar (cual mar en una concha)todo el universo del cine y la filosofía de baratucho en unas pobres, minúsculas retinas. Si toda la información que nos llega (biografías, periódicos, wikipedias, etc etc) están adulteradas, no va a saber uno a qué atenerse, y va a resultar que el conocimiento es relativo, que no hay verdades, y con ello, llegarán grandes catástrofes y desdichas, como el descubrir que Groucho no fumaba puros o que John Ford no era tuerto. Que no lo era, dicen.

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  3. Rafael, a ver si ves Agora y me cuentas, que despues del truño de Malditos Bastardos no me fio ni de mi sombra! Bueno, y si no te da por escribir, me la resumes caipirinha en mano! Cuidate majooo!

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