21/9/09

Rendidos al Maestro

John Williams
Rebotando por el Spotify, cual pelota de pinball digna de mejor causa, me encuentro con una pieza de John Williams, creo que de la banda sonora de Hook. Y me engancho otra vez a las composiciones del maestro, y arranco en JFK, paso de puntillas por Harry Potter, me imagino al Halcón Milenario esquivando los asteroides en El Imperio Contraataca, y termino desembocando en mis favoritas, en el tema de ET a piano (Over the moon, sí), en el final apoteósico, casi sinfónico, de Encuentros en la Tercera Fase, en la persecución épica de esos barriles hundidos en Tiburón, o en el que fuera su último óscar por La lista de Schindler. Es verdad que estas últimas son películas de Spielberg, pero también ha sido compositor fetiche de Lucas o de Oliver Stone. No creo que puedan entenderse los unos sin el otro, de hecho, el artífice silencioso del éxito de las primeras películas del bueno de Steven es este viejecillo de aspecto bonachón, este gordinflón redondito de gafas metálicas y batuta en ristre, que sabe, como lo sabe Spielberg, que para que una película funcione la música es uno de los ingredientes más importantes, y que no basta con reunir un puñado de canciones de U2 o Elvis y pincharlas en la escena que a uno le parezca bien. Es cierto que se venden muchos discos (que se lo digan a Tarantino, un tipo sin oído ninguno y ecléctico gusto musical, cuya selección para Kill Bill u otras, de puro chirriante, hasta tiene su punto); pero, de cara a enfatizar los momentos adecuados de la cinta, una banda sonora compuesta a posteriori, como lo hace John Williams, siempre será el mejor resultado. Hay otros grandes compositores de BSO en la historia, especialmente en los últimos 30 años. Jerry Goldsmith, que es bastante parecido, pero para mi gusto peor, que en paz descanse; James Horner, Ennio Morricone (un auténtico artista, aunque sus composiciones funcionan independientemente de la película para lo bueno y para lo malo), Hans Zimmer, Danny Elfman; y antiguamente mi adorado Mizlos Rozsa, el gran Bernard Herrmann que ponía música a Hitchcock, o Leonard Bernstein. Todos ellos son muy buenos, pero John Williams tiene algo especial: su sentido sinfónico que consigue acompañar a la película y coser a la vez los temas principales, y también sus fanfarrias, empezando por los temas de Superman, de Star Wars, y claro, de Indiana Jones. John Williams es un hombre ya muy mayor y el día que se muera me vestiré de negro. Nos deja una colección de bandas sonoras fantásticas, un saco lleno de música para recordar, y eso hace del mundo un lugar mejor, y no hay tanta gente de la que se pueda decir éso.
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