21/4/10

¿Puntualidad? No, gracias

Cine en Londres
Queridos amigos, mi traslado a Londres ya está más o menos completado, aunque el período de adaptación haya llevado un poquito más de lo previsto. Y, para comenzar esta nueva etapa de Tururú, ¿qué mejor manera que acercarnos un poco al cine y su negocio en esta ciudad enorme, abrumadora, alfombra roja de Europa hacia USA y el cine que nos llega? Sé que no podéis dormir desde hace años con esta duda que os acongoja y os solivianta. Qué bueno que finalmente voy a desvelaros esos interrogantes. ¿Qué películas ponen en estas tierras? ¿De qué color son las butacas? ¿A cuánto va el kilo de palomitas? Cuántas cuestiones interesantes, cuántos dilemas puntiagudos, hambrientos por ver la luz algún día. Ése día ha llegado. Abrid bien los ojos.

Opción 1

No hay mucho que contar. Las únicas diferencias son los precios y los horarios. El cine es más caro, aunque tampoco demasiado más, y depende de la sesión y, claro está, de si es en 3D. Ir en horario normal son 9,50 libras, 10,50 euros. En las sesiones anteriores a las 4 de la tarde, son 7,50 libras. Las sesiones en 3D valen unas 12 libras. El tema de los horarios sorprende bastante más; el cine empieza a las 12, incluso en días de diario, y la última sesión suele ser a las ocho y media o nueve de la tarde, incluso en fin de semana. Los amantes de la sesión golfa, como yo, pueden irse despidiendo. Tampoco me imagino yendo a ver una película a las 12 de la mañana, la verdad. De hecho, ni siquiera creo que ellos vayan. El cine está tan de capa caída como en España: salas vacías, sesiones con seis personas, salas cada vez más pequeñas, y sobre todo multicines en los centros comerciales, mientras que las salas clásicas y enormes del centro de las ciudades hace tiempo que cerraron sus puertas. Una cosa más: ponen unos veinte o veinticinco minutos de publicidad antes de la película, o sea que allí no llega o´clock nadie. Eso sí, una diferencia fundamental: las películas están en inglés. Good for you si hablas un buen inglés, y no te importa el acento escocés o bostoniano. Si, como yo, aún tienes lagunas, te recomiendo la tele por cable: puedes poner subtítulos. Y si no, siempre nos quedarán los DVD de Kubrick.


Odeon es la cadena de cines más importante de UK...


Opción 2

Cuando cruza uno la puerta de los cines de esta ciudad salvaje, inhóspita, no sabe uno lo que se va a encontrar. Se recomienda siempre no llegar antes de que empiece la película, y no aguardar en la sala a que los títulos de crédito terminen. Los personajes, actores y seres de fantasía que pueblan las películas son reales en Londres: como si de una obra de teatro se tratara, y entre sesión y sesión, ensayan sus papeles en la sala de butacas, o simplemente toman un aperitivo, echan una cabezadita, charlan con los espectadores, o se los comen. Si la película es de dragones, transcurre en la selva africana, o va de tiburones o pirañas gigantes, hay que tener cuidado: puede uno encontrarse, nada más entornar la puerta de la sala, con un dinosaurio gigante que no sólo está hambriento, sino cabreado por tener que trabajar en cuatro sesiones diarias. También puede uno encontrarse con Angelina Jolie tomando una ducha o con Jessica Alba ensayando una escena de desnudo, aunque son los casos más improbables, porque las actrices son muy celosas de su intimidad, y suelen resguardarse bajo una butaca o en la misma sala de proyección. Más frecuentes son los atropellos por persecuciones que continúan cuando la película se ha acabado, o las decapitaciones por esas espadas que vuelan sin control, ahora que las películas de gladiadores vuelven a estar de moda. Sí, amigos, el cine en Londres es un deporte de riesgo. Tengan cuidado si deciden ir a ver una película: no es el Collins lo que necesitan, sino protecciones, extremo cuidado y, quién lo diría en la supuesta ciudad de la puntualidad, llegar tarde.


Lo confieso: a mí también me gustaría estar en La Rosa Púrpura de El Cairo.

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