3/12/09

Clac-clac-clac

Oda al CinExin
He recogido de la basura un CinExin. Yo soy en general receloso de todo lo susceptible de albergar bacterias, suciedad en general y restos humanos de cualquier tipo en particular; sin embargo, ayer abrí el contenedor y, al ir a echar la basura, me encontré con la inconfundible cara gigante del Pato Donald sobre fondo blanco, y me dije, ¿por qué no?, a fin de cuentas, tengo alcohol de 96º en casa para desinfecciones de este calado. El juguetillo azul y naranja está prácticamente nuevo, lleva un par de cintas y hasta la pantalla de proyección está intacta. Cuando era pequeño tenía un CinExin, ya de los nuevos, de los que traían la película dentro de una caja azul; pero alguna vez vi uno de los antiguos, en los que se veía el rollo cruzar por delante de la luz. Ésos sí que eran fascinantes. Desgraciadamente, mi CinExin pasó a mejor vida cuando me marché de casa de mis padres, e imagino que terminaría también en la basura tras pasar fugaz por las manos de alguno de mis primos pequeños (que son de la generación de Youtube, el CinExin virtual que también adelanta y atrasa y hace pausas perfectas, y cuya videoteca es infinita). Enciendo el CinExin y, durante apenas dos minutos, el clac-clac de la manivela me acompaña mientras veo un corto de Popeye. Es una historia tontorrona, pero, sin embargo, el visionado produce una sensación indescriptible. No sólo es el recordar aquellas tardes de la infancia, proyectando en el blanco del techo las películas, sobre la cama y con la luz apagada, deteniendo a Mickey mientras caminaba, o avanzando muy despacito los fotogramas para analizar cada nueva posición, cada postura; o repasando toda la película hacia atrás y luego hacia delante y luego hacia atrás otra vez. Hay algo mágico en esa sensación de hacer cine uno mismo, en ese contacto con la manivela, en el sonido de la cinta moviéndose a la velocidad adecuada. Como sucede con las infografías frente a los efectos especiales tradicionales (o a la reproducción del cuadro frente a su fotografía), al cine por internet, a los i-phones, a las nuevas tecnologías, a las películas en 3D, a todos les falta algo: ese contacto con la realidad, esa corporeidad de la bombilla y de la manivela, frente a ese humo de unos y ceros que se mira pero que no se atrapa.


1 comentario:

  1. You know what?
    I migth be able to find my old metal one somewhere, with some films, if i'm lucky ;-)

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