Otro mito subastado

Objetos de Ingmar Bergman

Se han subastado alguno de los objetos personales del difunto director-filósofo Ingmar Bergman, incluído el ajedrez con el que juegan una partida el caballero y la Muerte en El Séptimo Sello. Qué oprobio, qué osadía comerciar con las cosas de los muertos, y, peor aún, con los objetos que han formado parte de las obras maestras del séptimo arte. Es curioso que los actores y cantantes se hayan convertido en una suerte de dioses griegos. Todo lo que tocan estos mitos de nuestro tiempo (empezando por la ropa pero terminando en lo más variopinto, subasta del nicho que hay encima del de Marilyn Monroe incluída) se convierte en un objeto de culto al que adorar, y por el que pagar cifras desorbitadas. No es casualidad que en esta era de lo digital, en la que todo son fotos en jpg, música en mp3, periodicos vía google y similares, los objetos físicos se hayan convertido en ese algo mágico que, como si de un formato de compresión se tratara, encerraran algo de la magia del que fuera su dueño (ósmosis tal vez, o transmisión de esa magia como lo haría un virus o el calor). Que se paguen dos millones de euros por el hábito que lucía Alec Guinness en Star Wars se me antoja una tontería mayúscula, más aún si pensamos cuántas vacunas podrían llevarse al tercer mundo con ese dinero. Y además, está lo que dirían sus legítimos propietarios, porque ¿alguien le ha preguntado a Mr. Bergman qué le parece que tan famoso ajedrez se haya vendido a un coleccionista podrido de dinero? Menos mal que el bueno de Ingmar estará ya jugando una partida con la Muerte de verdad, sobre un tablero y unas piezas imposibles de vender.