21/12/09

Infumable

Avatar
En Aliens, la segunda parte de la saga del monstruo más letal del universo, James Cameron y Sigourney Weaver masacraban a los pobres bichillos alienígenas sin compasión. Puede ser que el éxito (y la inmerecida tanda de premios) de Titanic y el cambio climático que nos predice Al Gore hayan hecho mella en el corazoncito del canadiense, de forma que ahora los alienígenas son los buenos y los marines los malos (y encima tontos). James Cameron, gran director de cine, se ha pasado regurgitando más de diez años este engendro que yo no me atrevo a llamar película. Y es que las cosas, cuando se piensan demasiado, se estropean; igual que un guiso se quema cuando lleva demasiado tiempo en la sartén. Además ha escrito el guión, que no pasa del medio folio, lleno de lugares comunes, y en el que se mezclan la batalla de Naboo del Episodio I de Star Wars con Parque Jurásico, y la velocidad con el tocino. Avatar, además de ser aburrida y mala, es increíblemente increíble, contiene escenas y diálogos vergonzantes (los más vergonzantes que recuerdo desde la malísima El Ataque de los Clones) y, sobre todo, es manida hasta decir basta. Qué pena que la película más esperada de la década sea esta gran decepción, en la que ni siquiera los efectos especiales son algo novedoso. Sr. Cameron: le agradecemos la intención de revolucionar el cine de nuestros días con una película monumental, nunca vista. Desgraciadamente, ya la hemos visto. Hemos visto El Señor de los Anillos, que está a años luz de su película, o Star Wars Episodio III, cuyos personajes tienen muchísima más profundidad (y ya es decir) que los que vemos en Avatar. También hemos visto otras películas en 3D qué resultan más entretenidas e incluso diría nítidas, como, sin ir más lejos, Monstruos contra alienígenas. Y con respecto a la dirección artística, no tenemos un universo tipo Tim Burton, ni siquiera un diseño creativo como Pixar, sino una creación Naif que mezcla los dinosaurios con los elfos de la noche del World of Warcraft, en un potingue con escaso encanto. Dicho esto, también me gustaría decir que aguantar dos horas y media con esas gafas incomodísimas es un suplicio, y que no merece la pena. En fin, estoy seguro de que la película también tiene cosas positivas, pero no las encuentro... ¡Ah sí! Las ganas que te entran de irte a casa y ponerte el DVD de la divertidísima Mentiras Arriesgadas (¿Será porque la película de Swarzi tiene un guión detrás? ¡Qué gran misterio, éste del cine!)

¿Sabes por qué parecen tan falsos los rostros por ordenador? Porque no tienen arrugas...

1 comentario:

  1. Creo que tengo una posible explicación para esta castaña. Me imagino lo siguiente: a alguien se le ocurre hacer una peli. Como es director y no productor, no tiene pasta y se la pide a un segundo. Éste se la presta, y como quien no quiere la cosa hace algún comentario intrascendente sobre el guión, los protagonistas, el color del traje del héroe. Al director estos comentarios le parecen una perfecta gilipollez, pero por no ofender a quien pone la pasta, los considera y, en un momento de debilidad, incluso le hace caso en algunas cosas. Al final, si la historia es buena y el director hábil, estas inclusiones ni se notan; en caso contrario condenan la carrera del filme a ser pasado en Antena 3 un domingo después de comer.
    Bueno, pues Avatar sería lo anterior pero multiplicado por doscientos millones de dólares. La de gente que habrá opinado ahí.

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