11/9/09

Cómo sorber los ramen

Mapa de los Sonidos de Tokio
Hoy quiero hablar bien de esta película de la que mucha gente habla mal. Para empezar, la mayoría seguramente la considerará "lenta". Es una pena que siempre tengamos prisa en estos tiempos tan anodinos, y que necesitemos continuamente estímulos (o, más bien, sacudidas) y estar entretenidos, como si ir al cine tuviera que ser como montar en una montaña rusa, ver dos horas de videos en la MTV, zappear en la tele a ver qué echan. Es tal vez esa supuesta lentitud lo que asusta al público de ahora frente a las películas clásicas. Es lenta Centauros del Desierto, Casablanca, Ciudadano Kane, Lawrence de Arabia. Pero, como todo en la vida, las cosas a las que resulta más difícil aproximarse son aquellas que luego nos darán una mayor satisfacción. Tiene otros problemas la de Isabel Coixet: una historia poco creíble, unos diálogos poco trabajados, un final que, por supuesto, no puede resolverse, una pareja con una química extraña. Y todo éso es suficiente para hundir la película en términos convencionales. Ahora bien, fallido o no, el intento está ahí. Es más fácil (por poner como ejemplo otras películas que ya he comentado aquí) ser otra vez el Clint Eastwood gruñón enfrentado a una panda de niñatos malosos, ser gangster en Chicago atrapado por el FBI, hacer una película con saltos y piruetas en 3D con la voz de Lou Grant. Sí, éso es un éxito seguro, pero también es bonito arriesgar, investigar. O mucho me equivoco o a Coixet sólo le interesa un personaje, por eso Sergi López y el resto de caracteres son tan flojos, por eso todo chirría alrededor. Mapa de los Sonidos de Tokio es un retrato de una mujer enfrentada a sus pesadillas y a su destino, que se niega a sí misma un futuro. Y esa relación se expresa también en esa ciudad que, quizá como un personaje más (igual que lo era Monument Valley en las películas de John Ford), se nos describe en forma de luces y sonidos, en la soledad de un vagón de metro o en uno de esos hoteles del amor tan frecuentes allí (cuya habitación, evidentemente, no está escogida por casualidad). No hay mucho más en la película, y algunas escenas son sonrojantes, es cierto, pero yo prefiero esa mirada melancólica de blanco sobre rojo masticando un bollo en la ventana, o esas rodajas de limón entreveladas en la ducha, a ese ceño fruncido de Clint que es el mismo desde el 68. ¿No es una buena película? Bueno, pues ni falta que hace.
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2 comentarios:

  1. Estimado Rafa, la coartada estética es insuficiente para mantener en pie una película, y a esta hay que ponerla en la familia de los invertebrados.

    Bravo por la actriz principal, que resulta creible en un personaje dificil, por el plantel japo, al que se notan tablas, bien por la música y la fotógrafía, como era de esperar en una directora con talento visual.

    Suspenso a Sergi y al guión de la Coixet.

    En fin, Japón 1- Cataluña 0.

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  2. Mi joven padawan, ya hablaremos un día de la coartada estética en películas como Blade Runner. Tienes razón en tus comentarios, simplemente creo que yo miro el vaso medio lleno y tú lo miras medio vacío. De todas formas reconocerás que a los Transformers y similares hay que darles caña, pero con películas sensibles que buscan algo más (aunque se queden en el camino) hay que tener un poco de manga ancha

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